Hace algunos años tuve la suerte de conocer a Alejandrina. Nombre rarito el de esta profesora de filosofía. Bueno, Ale era profesora de filosofía pero por esas cosas del sistema educativo, cuando yo la conocí, daba una materia que se llamaba algo asi como Planificación de Centros Educativos.
Con sólo verla, te dabas cuenta que la pobre mujer no sabía ni planificar los horarios de trabajo pero…¡ vamo’ arriba que con esfuerzo se puede cambiar! ¿no?.
Y apostamos a que a la segunda clase Ale dijera algo coherente. Y pasó esa y otra clase, y otra y pasaron los meses y nada. Evidentemente la coherencia no se adquiere. Uf! Soné! Me acabo de dar cuenta que no hay esperanza para mi! En fin…
Sin embargo, a pesar de lo anterior, no era la incoherencia lo que caracterizaba a Ale. Ella tenía una particularidad. Una particularidad que no he visto en nadie más. Mejor dicho, que no he oído en nadie más.
La profe de Planificación era capaz de repetir más de 100 veces por hora lo siguiente: «o sea, justamente». Y lo usaba para todo. A modo de ejemplo: «Buenas tardes. Hoy, como en la clase anterior, o sea…justamente, veremos o sea, el mismo tema. Como vimos justamente, o sea, es de suma importancia el tema de o sea, la organización dentro del centro educativo…eh…este….o sea,¿alguien me puede o sea, decir algo al respecto?
O sea, justamente, nadie sabía nada porque esta mujer desmotivaba a cualquiera. Claro que con su particularidad nos hacía matar de la risa. Doy fé de que la reiteración superaba las 100 veces por hora ya que personalmente y junto con un compañero tomamos nota del asunto.
Lo patético es que este ser, daba clases en un centro de enseñanza de nivel terciario. O sea, preparaba a futuros docentes…bueno, le pagaban para hacerlo que es muy diferente a la realidad.
No aprendí nada y no por el hecho de contar sus estupideces sino porque ella no tenía la menor idea del programa ni como encararlo. A no olvidar que era profesora de filosofía.
Cositas que pasan ¿no? Yo entiendo que hay que ganarse el pan. Ahora, esto era robarse el pan.
Hace unas dos semanas me encontré con una compañera de aquellos años y me comentó que en estos momentos Alejandrina es directora de un centro educativo de nivel secundario. Y dicen que le va bien. Claro, salvo que aún hoy se la pasa diciendo su famoso «O sea, justamente».
Pensar que esta gente luego emite juicios de valor con respecto a otras personas y no saben ni hablar!!!
Para terminar (esta especie de desahogo…yo me la banqué 6 meses a esta mujer!!!)no quiero dejar de recordar dos frases que han quedado marcadas en las mentes de mis compañeros y en la mia propia (o sea, además del o sea justamente): «Se casó con un alto del CO.DI.CEN» (haciendo alusión a una compañera suya que contrajo matrimonio con un empleado que tenía un cargo de bastante responsabilidad, no que tenía una estatura que se destacara). Y otra: «Las libretas se han universalizado» (refiriéndose a que en la actualidad las libretas de actuación del alumno se utilizan en todos los centros educativos y no es que haya una especie de invasión mundial de libretas de vaya a saber uno de que tipo).
Ale, una profe común como la que pudiste conocer vos… o sea, justamente!.